La canción Matilde Davoli, sencillo extraído del disco Hogar, se anima a probarla estos días, 4,39 minutos, pero realmente es una canción que puede crear una extensión del tiempo y una cruz – sueño. Será la fusión y la base mágica, la forma en que desemboca en ella la voz de Davoli, en una pieza que podría definirse como misteriosa, si la mente del autor no fuera tan clara y precisa y no estuviera presente un determinado personaje. continuidad con los singles Sine y Glitch at dark. Davoli, que también es productor e ingeniero de sonido, y por ello con una visión más orgánica de la forma de la canción, consigue ponerse en primer plano pero también retirarse de los sonidos, creando hipnóticos. un círculo en el que la conciencia se desvanece y nos deja malinterpretar las palabras: Escuché Sin en diferentes momentos del día, despierto o medio dormido, y juro que escuché «A veces cuando estoy libre», palabra que no existe: pero en «freel» es tanto el concepto de sentimiento (feeling) como el de libertad (free).
Me pareció un malentendido apropiado de la experiencia que Matilde Davoli ofrece al oyente, retratando recuerdos lejanos de Lætitia Sadier y Alice que son menos asertivos y menos asociativos (menos ochenta, en pocas palabras), pero recuerdos que todavía están listos hacerse. fundiéndose en una dimensión personal. La fuerza de los que se parecen pero no: es precisamente en este suspenso por ahondar en aspectos más secretos del inconsciente -los «sentimientos oscuros» mencionados en el texto de la pieza- que Matilde Davoli es una de las artistas más interesantes del entorno. . ◆