Orgullo de Puerto Rico Bad Bunny

Bad Bunny, he visto asi
El Bad Bunny puertorriqueño está muy orgulloso de sus orígenes y de su idioma, el español. Y donde puede, rinde homenaje al lugar donde nació, habiendo estado de rodillas en los últimos años por la crisis económica, el huracán María y la corrupción de la élite gobernante. Pero al mismo tiempo su música es alegre, redundante, partidista. No es un cantante entregado en el sentido clásico del término, pero está lejos del mundo machista de Despacito. En varias ocasiones, por ejemplo, se pronunció en contra de la violencia contra la comunidad LGBT puertorriqueña.

En su tercer disco, El último tour del mundo, Bad Bunny se mantiene fiel a esa imagen y confirma que es una de las voces más intrigantes del reguetón contemporáneo. Como sugiere la portada del disco, el cantante se imagina haciendo su último viaje por el mundo a bordo de un camión, en honor a su padre, un camionero que lo crió en el barrio de Almirante Sur, en la localidad costera de Vega Baja. Los temas de las canciones siguen siendo los mismos: el amor, la redención social, las ganas de fiesta, aunque el sonido es un poco más oscuro que antes.

Las habituales canciones dopadas del egoncetrismo como Yo seen así (donde la mezcla de rock, trap y música latina son interesantes) y la inicial El mundo es mío, pero también hay canciones de trasfondo social, como Maldita pobreza, en la que un El hombre se queja de que no puede comprarle un Porsche a su novia y le da la oportunidad al cantante de criticar el sistema educativo y el mercado laboral de Puerto Rico.

La cantante española Rosalía también aparece en la romántica La noche de anoche, y en Dakiti, una especie de reggaetón acelerado, está el cantante y productor puertorriqueño Jhay Cortez. Trellas, por su parte, es una gran canción pop psicodélica de menos de tres minutos impulsada por guitarra acústica y sintetizadores. Y hablando de raíces, Cantares de navidad es una canción del histórico grupo puertorriqueño Trío Vegabajeño, fundado en la década de 1940 en Vega Baja, la ciudad de Bad Bunny, para cerrar el disco. El último tour del mundo es un gran disco, con más sustancia de lo que parece, y por eso los que odian el reggaetón también deberían escucharlo.

Kali Uchis, Vaya Dios
Un argumento similar al esgrimido para Bad Bunny se puede aplicar a la colombiana Kali Uchis, quien acaba de regresar a los escenarios con el disco Sin miedo (del amor y otros demonios), en el que la cantante abandona a los ingleses que la sucedieron. con Aislamiento y regreso a la lengua materna. En algunas piezas, como Vaya con dios, hace malabarismos entre guitarras occidentales y atmósferas retro. El récord anterior fue más motivador, pero eso tampoco es tan malo.

Miley Cyrus, Prisionera (hazaña. Dua Lipa)
La reciente metamorfosis de Miley Cyrus en la chica rockera / poppet de los ochenta es bastante divertida. Y cada año que corre canta cada vez mejor. Su nuevo álbum, Hearts Plastic, presenta duetos con Dua Lipa en Prisoner, una pieza que hace un poco del verso de Maniac, pero también con Billy Idol y Joan Jett. Música emocionante, pero divertida.

Lorenzo Senni, Vandalizar la música
En los últimos meses Lorenzo Senni publicó Checkmate, uno de los discos más hermosos lanzados por un músico italiano en 2020. La imagen de portada fue una imagen tomada por el fotógrafo estadounidense John Divola. La inspiración para Vandalism fue la propia Divola, el nuevo sencillo del productor de Cesena inspirado en una serie de fotografías del fotógrafo del mismo nombre.

Daniel Avery, azul petróleo
Anteriormente conocido como Stopmakingme, Brit Daniel Avery ha trabajado con Hercules y Love Affair, Metronomy y otros. También ha lanzado varios discos en solitario, entre los que destaca Song for Alpha. Este nuevo sencillo, que verá la luz en vinilo en enero, sigue al álbum Love + light de hace unos meses.

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